IGUELDO – ORIO- 2024-09-08

La mañana nos ha recibido con una ligera lluvia, un recordatorio que el otoño está cerca y que nos esperan más lluvias, más cambios de tiempo a partir de ahora.

Pero fieles a nuestro empeño, si cae, nos cubrimos y la marcha no se detiene por los imponderables del clima. Hoy, un paseo junto al mar, una marcha para fundirnos entre la tierra y el agua. Un mar y montaña

Una excursión tranquila, salpicada del verdor del paisaje y del barro por los caminos, en otro momento polvorientos, por los que hemos transitado sin percances.

Algunos de los caminantes nos dejarán hasta el próximo verano, donde nos volveremos a ver y a disfrutar de las cimas pirenaicas y de estos paseos alrededor de alguna playa.

Otros, por desgracia, nos han dejado para siempre esta semana, aunque siempre estarán con nosotros, en nuestra memoria y en nuestras charlas. Aunque el autobús estaba lleno, la falta de nuestros amigos José y Dionisio se hizo patente. Os recordaremos con cariño y de vez en cuando en esas conversaciones que nos permiten las marchas, saldréis a relucir en los recuerdos.

La próxima semana volveremos a nuestras marchas mas habituales, a subir alguna montaña para divisar el horizonte donde uno se siente poco más que una mancha, pero al mismo tiempo el rey de lo que la vista alcanza.

ORIÑON

Comenzábamos la mañana por senderos de tierra húmeda que presagiaban resbalones por doquier. Pero al llegar a los claros, el terreno cambió de rumbo. Las piedras entre la maleza sobresalían sin dejar a la vista el suelo. Una trampa de hierbas y pequeños arbustos con continuos escalones. Las piedras eran más nuestras aliadas que nuestras enemigas. Si alguna vez nos ha encantado pisar piedras, esta ha sido una de esas veces.

El recorrido hasta lo más vistoso del día, un continuo subir y bajar, sobre todo la cabeza para encontrar el paso perfecto y no perderla en algún despiste. ( al que le pasó fue mas un susto que otra cosa)

Una vez llegamos a los ojos, se nos inundaron de brillo, los nuestros, nuestros ojos, de ver el panorama que teníamos delante. Después de cientos de fotos, poses y buen ambiente, de nuevo la bajada, la última del día, para el merecido descanso. Pero aquí nos atacó una banda de insectos que dejó picotazos a unos cuantos. Al menos al que esto escribe, le acribillaron. Todavía siento sus garras en mi carne. Además de unos cuantos resbalones y alguna caída sin importancia. Tan solo la que recibió la cámara, que en un traspiés, se rompió la correa que se sujetaba a mi cuello y cayó rodando dos o tres metros, rompiéndose algo por dentro, algo que nos mantendrá apartados unos días si es que se puede recuperar.

Otro día más que regresamos a la rutina, aunque sea para prepararnos para la siguiente marcha por los abruptos terrenos cercanos a Orio

LINZA-ACHERITO-LINZA

No hay días iguales en la montaña. Por más que repitas las distancias, los montes, los paisajes, cada día te sorprenderán cosas diferentes, situaciones nuevas que darán a la marcha distinto significado.

Influye el tiempo atmosférico, el tiempo lineal, ese que nos hace más viejos, acercándonos a pasos agigantados hacia la nada. También con quien caminas, el humor que gasten ese día, tus alegrías y tus tristezas.

Todo influye para sentir la montaña; distinta, diferente, pero siempre atractiva, siempre está ahí para sentir el calor o el frio de sus colinas, el aire apaciguador o cortante que emana en las aristas propensas a ello.

Hoy la niebla no nos ha permitido disfrutar de las distancias largas, pero si de las cortas, donde la vista del grupo se siente más cercana, mas armoniosa. Y al final, la cumbre, sin distracciones, solo ella, esperando al pelotón para decir tan solo ya has llegado, ya has cumplido tu propósito del día.

Y después de unos minutos de compenetración con la montaña, tan solo resta volver al principio, al relax tras el esfuerzo, a la calma y al recuerdo de lo realizado.

Para echar una vista atrás, unas fotos de 2018, LINZA -ACHERITO-OZA

ZURIZA-PEÑA FORCA-2024-08-11

Una bocanada más, un poco de aire para subir por las pedregosas pendientes. Queda un mundo para la cima, pero no lo sabes, tan solo te preocupa el siguiente paso, el próximo que te acercará un poco más al objetivo del día.

Pero si no es así, si no puedes, si no es tu día, no te preocupes. Disfruta de la grandiosidad del panorama, relájate entre las sombras que riegan el camino y plantéate otros objetivos, otras metas que hagan de la mañana un bonito día.

Luego podremos disfrutar con las fotos de los que han sido capaces de llegar y transmitir su mirada para el disfrute de los demás.

GACIES-2024-08-04

El tiempo va mermando la aptitud de subir las admiradas cumbres que pueblan el precioso pirineo.También el calor lastra las habilidades de cada uno. Pero el ánimo todavía no aminora, nos hace capaces ante los problemas o las dudas.

Así, algunos esforzados de la marcha, después de recuperar fuerzas en el lago Aule, terminamos subiendo hasta el destino del día, el pico Gaziés, desde donde se divisaba tal cantidad de montañas que quedamos boquiabiertos al contemplar tal panorama.

Sabemos que las cimas a veces tienen su recompensa y días como este 4 de agosto, con una claridad apabullante, nos la ha premiado a los que hemos sido capaces de llegar hasta su cima.

Quizás otros días nos veamos obligados a dejar las montañas sin pisar, sin ver sus paisajes en derredor, pero eso será en otro momento. Hoy toca recordar, revivir el instante y regocijarse por lo conseguido.

CASTILLO DE ACHER

Otra vez el asalto al castillo ha tenido final feliz. Las nubes le daban a la mañana un semblante taciturno, triste, pero poco a poco, el sol ha hecho su presencia dejando un panorama precioso para fotografiar todo el recorrido de nuestra marcha.

como siempre en estas excursiones, los grupos se van formando solos, por capacidad de sus componentes o por las ganas de llegar más rápido al destino. La dispersión es una consecuencia de ello.

Pero al final, todos los que quieren llegan, incluso los más atrevidos que retuercen la ruta para llegar con más kilómetros y más desnivel en las piernas.

Después tan solo queda el regreso, la bajada, que suele dar de vez en cuando algún susto, pero que casi siempre queda en nada.

LIZARA-LIOUVIELLA-2024-07-21

Una densa niebla nos ha llegado después de una semana de calor. La montaña es una aventura continua, una experiencia permanente que se descubre cualquier día y en cualquier momento.

Serenidad para subir por las rocosas sendas cubiertas de espesa niebla, serenidad para bajar y detenerse disfrutando de los momentos en que el viento barre y desdibuja la bruma, poniendo la nota de color sobre el terreno. Porque de nuevo golpeará la opacidad sobre el horizonte y el paisaje se perderá, se esfumará ante nuestros ojos.

Hay días que sentimos una avidez, una ambición desmedida por encontrar una rendija entre la neblina y sentir el paisaje, vivirlo con todo su esplendor. Esos días se echan de menos los otros, los que en la claridad del momento nos empeñamos más en llegar que en disfrutar de la plenitud de la naturaleza. Pero cada día tiene su encanto. También hay que disfrutar de estos días, de estos instantes cuando la niebla oculta las montañas, o te deja una rendija para cambiar totalmente el horizonte, o te permite mirar en derredor y sentirte el único habitante de la majestuosidad de la montaña.

BORRASTRE-PEÑA CANCIAS-FISCAL

El cielo amenaza lluvia, las previsiones también, pero las ganas de marcha, de conocer la montaña que tenemos reservada para la ocasión nos anima la mañana.

El camino de la primera parte es una delicia, subimos como la espuma de una buena cerveza, sin alardes, pero sin pausa, disfrutando del sendero.

Entre la niebla se distingue parte de la siguiente subida, la que nos llevará a destino. Se antoja dura, quizás la mirada engaña, pero se intuyen trayectos complicados hasta la cima.

Más que complicado, el recorrido es duro, a veces pendiente, largo y cuando llegas a ver la cumbre descubres que para subir, primero tienes que bajar un buen trecho. Pero el pequeño valle está adornado, los colores reclaman tu atención y continuas.

Sobre la cumbre, una capa de niebla nos impide descubrir todo el paisaje que se intuye, pero estamos felices de haber llegado.

Como siempre después de las subidas, las bajadas hay que tomárselas con precaución. Toca un pequeño roquedo encadenado para bajar, cautela en los pasos siguientes hasta llegar de nuevo a una senda mas accesible y más vistosa, agradable a la vista y al paso.

Al final, un poco cansados pero satisfechos de lo conseguido.

Peña Cancias quedará en las imágenes y en el recuerdo para la posteridad.

ARGUIS-2024-06-23

hay días claros que proyectan la expectativa hasta el infinito. Todo es transparencia, claridad y futuro.

El destino está a una mirada, a tan solo unos pasos más de nuestra vista. Alargas la mano y casi tocas la cúspide, la cima se antoja cercana y fácil.

Pero el camino es duro, tan solo el paisaje te reanima, te da fuerzas para continuar y sigues la senda con firmeza.

Al final lo consigues, llegas a la cima y la adrenalina te inunda el cuerpo de alegría, la euforia te da de nuevo alas para seguir caminando. Pero no has terminado. Hoy hay más cimas, más camino y más dificultades. Previstas, si. pero no menos exigentes.

De nuevo en ruta hacia la siguiente, y la siguiente. Y cuando ya crees que se termina, un poco más de aventura; el camino se esconde, las ramas te acuchillan las piernas y no se distingue la salida.

Al final se clarea, se vuelve más perceptible el camino y ya solo queda la bajada, a unos pocos pasos, a una mirada. Y bajas y bajas y bajas y parece que no se termina, que la distancia crece a cada paso que das. Pero llegas, cansado, extenuado y satisfecho. Todo un sin fin de sensaciones contradictorias, que te llevan a pensar no ya en donde estás, sino donde irás el próximo domingo y que aventuras volverás a vivir para terminar otra vez, como hoy, feliz de poder realizar la ruta marcada.

LLODIO-2024-06-16

Se acerca el verano. El tiempo ya nos pesa más que las mochilas y se hacen duros los caminos. Aunque parece que subir cansa mucho, las bajadas se nos antojan duras e interminables y hay que moderar la marcha, sentir los pies sobre el terreno y no despistarse. Siempre un tropezón bajando es más peligroso que subiendo.

Pero hoy las vistas son magníficas. merece la pena detenerse en las pequeñas cumbres y descubrir el horizonte. Lo que no viene bien para el calor, la falta de vegetación, viene bien para la vista, para el disfrute del panorama que tenemos en todas la direcciones.

Otro día más que nos llevamos en la retina la sensación de plenitud que se respira desde algunos promontorios. Otro día para recordar y sentirse satisfecho por la expedición en estas verdes y atractivas tierras