Un poco de nieve después de unos meses casi ausente en nuestros montes. Marzo comienza con una ligera nevada en cotas muy bajas, pero apenas se deja sentir su presencia. Mirar al horizonte es ver la primavera acercarse, sentir que el invierno está a punto de expirar, aunque todavía quedan coletazos de mal tiempo que no nos impedirán transitar por los montes previstos.
Ayer fue un día diferente para el que esto escribe. Un paseo más tranquilo y sosegado, menos rápido que de costumbre y acompañado por otro de los grupos que se suelen hacer en estas marchas de Amaya. Pero tan agradable o más que cualquier otro día. Llevamos ya muchos años caminando con un grupo que se renueva poco a poco, apenas llegan nuevas caras, aunque cuando alguna aparece, permanece, se integra y sigue con nosotros disfrutando tanto de la naturaleza como de la propia marcha en colectividad.
La edad, las ganas y la filosofía de cada grupo hace que se marche con pasos diferentes, pero la armonía es parecida y alguna de las veces que se coincide en un punto determinado, surge una alegría desbordada que nos arropa más como conjunto.
Es un placer poder caminar con compañía cuando uno no está en plena forma, o no quiere correr tanto, o prefiere tomarse el día tranquilamente. Siempre hay una alternativa, siempre hay compañeros que te arropan y te acogen en su seno.
Quizás el próximo día mis pasos se acomoden a otro grupo, pero ayer disfruté con vuestra compañía como hace tiempo que no tenía ocasión. Espero que las fotos hagan justicia a los momentos vividos, a la ruta, al disfrute y a la compañía.
