marzo 17, 2025

De nuevo en marcha en pos de llegar frescos y alegres a la parada final del día. Una parada especial, como todos los años por estas fechas, donde al calor de una sidrería, nos reunimos un grupo de los caminantes para dar cuenta de un clásico menú, lleno de sabor, alegría y jolgorio Otro grupo, menos exigente con el comer, también han disfrutado de las viandas en otro lugar.Pero el que esto escribe no puede expresar mas que lo que acontece en donde uno se encuentra, en la sidrería, aunque no solo de sidra se remoja uno la comida.También la acompañamos con zumos, agua y otras bebidas espiritosas.

La marcha, a destacar por el calor primaveral en pleno febrero, llena de esa luz que puebla los bosques sin hojas, favoreciendo el verdor del musgo que cubre buena parte del camino. Las hojas secas siguen adornando el suelo y lo harán todavía durante mucho tiempo. Las pequeñas montañas a las que ascendimos, nos siguen esperando y no pasa el tiempo por ellas, sus piedras se resisten a los vendavales, tormentas y cambios de tiempo. Son el último vestigio que cambiará, dándole al paisaje una atmósfera que nuestros hijos, y nietos todavía sentirán como algo inmutable.

Un día alegre y festivo donde combinamos la ruta con la comida, el andar con el comer, la rudeza de la ruta con el disfrute desmadrado.

Para el próximo, domingo volveremos algo más serenos, a continuar nuestras rutas sin el pensamiento puesto en la comida, tan solo en poder caminar tranquilos, disfrutando de la ruta y de la naturaleza y de llegar al final sin incidentes para seguir otro día más en la misma rutina, en la única que nos gusta, porque es una rutina que cada día cambia y nos transporta por aventuras distintas en cada marcha.

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