
Si digo: una ráfaga de viento se ha llevado nuestro amor…pudiera ser el principio de una poesía, pero hoy el viento se ha llevado algo más, al menos durante los instantes que las ráfagas han sido intensas. Se ha llevado casi todo, pero nos ha traído el humor durante el vuelo. Hemos sido capaces de vivir el dicho: a mal tiempo buena cara: Y nuestras caras así lo han reflejado. Las sonrisas se han mantenido impolutas en nuestros rostros mientras el viento nos mandaba al suelo, o nos movía de un lado a otro, o teníamos que corre a por esa gorra que se elevaba sobre las cabezas buscando un lugar donde detenerse.Pero como todo, poco a poco el viento amaina, se queda en las cumbres despejadas silbando suavemente, o entre los árboles produciendo un sonido bronco y perturbador. Más abajo, entre el bosque lleno de maleza caída, destrozada, se intuye el paso de otros frentes de viento que arrancaron sin piedad desde la raíz esas enormes masas de madera.
En un claro del bosque, cuando el viento amainado nos anima, nos hacemos la foto de rigor, satisfechos de dejar atrás el vendaval.
Seguro que en lo que nos queda por recorrer en próximos meses o años, tendremos momentos parecidos, donde el viento también sea el protagonista de la marcha. Pero de momento nos quedamos con el recuerdo de este día, un ventoso 26 de enero de 2025, sin más consecuencias que no poder tomar una fotografía tranquilamente en la cima del día.