
Repetir excursiones siempre te lleva a comparar, a retrotraerte a un tiempo pasado que ya no volverá, que nunca será igual. Con las marchas repetidas pasa lo mismo. A pesar de que podamos ser los mismos en el mismo lugar, las condiciones climáticas,la estación del año en la que se realiza y las propias condiciones de cada persona hacen de la ruta, una ruta distinta, incluso algunas veces hasta nueva. La mente es muy traicionera y solo recuerda algunas cosas, otras las deja en el subconsciente y afloran en otros momentos.
A mi personalmente se me hizo larga la cornisa hasta la cima y sin embargo la bajada estaba en el recuerdo menos amigable. De todas formas, la excursión estuvo en lo previsto, sobre todo en cuanto a la duración, y al clima. Un buen día de invierno sin precipitaciones y disfrutando de una marcha que si las fuerzas nos siguen manteniendo en pie, volveremos a disfrutar en unos pocos años.