hay días claros que proyectan la expectativa hasta el infinito. Todo es transparencia, claridad y futuro.
El destino está a una mirada, a tan solo unos pasos más de nuestra vista. Alargas la mano y casi tocas la cúspide, la cima se antoja cercana y fácil.
Pero el camino es duro, tan solo el paisaje te reanima, te da fuerzas para continuar y sigues la senda con firmeza.
Al final lo consigues, llegas a la cima y la adrenalina te inunda el cuerpo de alegría, la euforia te da de nuevo alas para seguir caminando. Pero no has terminado. Hoy hay más cimas, más camino y más dificultades. Previstas, si. pero no menos exigentes.
De nuevo en ruta hacia la siguiente, y la siguiente. Y cuando ya crees que se termina, un poco más de aventura; el camino se esconde, las ramas te acuchillan las piernas y no se distingue la salida.
Al final se clarea, se vuelve más perceptible el camino y ya solo queda la bajada, a unos pocos pasos, a una mirada. Y bajas y bajas y bajas y parece que no se termina, que la distancia crece a cada paso que das. Pero llegas, cansado, extenuado y satisfecho. Todo un sin fin de sensaciones contradictorias, que te llevan a pensar no ya en donde estás, sino donde irás el próximo domingo y que aventuras volverás a vivir para terminar otra vez, como hoy, feliz de poder realizar la ruta marcada.
Como antigua compañera de montaña Amaya, mis condolencias a todos. Y aunque he trasladado mi pésame a Asun y a…