La mañana nos ha recibido con una ligera lluvia, un recordatorio que el otoño está cerca y que nos esperan más lluvias, más cambios de tiempo a partir de ahora.
Pero fieles a nuestro empeño, si cae, nos cubrimos y la marcha no se detiene por los imponderables del clima. Hoy, un paseo junto al mar, una marcha para fundirnos entre la tierra y el agua. Un mar y montaña
Una excursión tranquila, salpicada del verdor del paisaje y del barro por los caminos, en otro momento polvorientos, por los que hemos transitado sin percances.
Algunos de los caminantes nos dejarán hasta el próximo verano, donde nos volveremos a ver y a disfrutar de las cimas pirenaicas y de estos paseos alrededor de alguna playa.
Otros, por desgracia, nos han dejado para siempre esta semana, aunque siempre estarán con nosotros, en nuestra memoria y en nuestras charlas. Aunque el autobús estaba lleno, la falta de nuestros amigos José y Dionisio se hizo patente. Os recordaremos con cariño y de vez en cuando en esas conversaciones que nos permiten las marchas, saldréis a relucir en los recuerdos.
La próxima semana volveremos a nuestras marchas mas habituales, a subir alguna montaña para divisar el horizonte donde uno se siente poco más que una mancha, pero al mismo tiempo el rey de lo que la vista alcanza.
Como antigua compañera de montaña Amaya, mis condolencias a todos. Y aunque he trasladado mi pésame a Asun y a Puy cuando me he enterado, me uno a vosotr@s. Yo también los recordare con cariño.