ARGUIS-2024-06-23

hay días claros que proyectan la expectativa hasta el infinito. Todo es transparencia, claridad y futuro.

El destino está a una mirada, a tan solo unos pasos más de nuestra vista. Alargas la mano y casi tocas la cúspide, la cima se antoja cercana y fácil.

Pero el camino es duro, tan solo el paisaje te reanima, te da fuerzas para continuar y sigues la senda con firmeza.

Al final lo consigues, llegas a la cima y la adrenalina te inunda el cuerpo de alegría, la euforia te da de nuevo alas para seguir caminando. Pero no has terminado. Hoy hay más cimas, más camino y más dificultades. Previstas, si. pero no menos exigentes.

De nuevo en ruta hacia la siguiente, y la siguiente. Y cuando ya crees que se termina, un poco más de aventura; el camino se esconde, las ramas te acuchillan las piernas y no se distingue la salida.

Al final se clarea, se vuelve más perceptible el camino y ya solo queda la bajada, a unos pocos pasos, a una mirada. Y bajas y bajas y bajas y parece que no se termina, que la distancia crece a cada paso que das. Pero llegas, cansado, extenuado y satisfecho. Todo un sin fin de sensaciones contradictorias, que te llevan a pensar no ya en donde estás, sino donde irás el próximo domingo y que aventuras volverás a vivir para terminar otra vez, como hoy, feliz de poder realizar la ruta marcada.

LLODIO-2024-06-16

Se acerca el verano. El tiempo ya nos pesa más que las mochilas y se hacen duros los caminos. Aunque parece que subir cansa mucho, las bajadas se nos antojan duras e interminables y hay que moderar la marcha, sentir los pies sobre el terreno y no despistarse. Siempre un tropezón bajando es más peligroso que subiendo.

Pero hoy las vistas son magníficas. merece la pena detenerse en las pequeñas cumbres y descubrir el horizonte. Lo que no viene bien para el calor, la falta de vegetación, viene bien para la vista, para el disfrute del panorama que tenemos en todas la direcciones.

Otro día más que nos llevamos en la retina la sensación de plenitud que se respira desde algunos promontorios. Otro día para recordar y sentirse satisfecho por la expedición en estas verdes y atractivas tierras

URZAINKI-PUNTA BARRENA-GARDE

Llegar y sentir el frescor del día en un promontorio con un nombre que no le pega nada. Punta Barrena. Miras disimuladamente para descubrir el entorno por si se te ha pasado algo. Por si la punta aparece por cualquier lado, pero es un espejismo.

Pero ya has llegado. Y contemplas extasiado todo el panorama. Esa luz trasparente te permite apreciar montes en la lejanía que ya has visitado o que todavía quedan el la recámara de tus sueños. En la punta de tus pies ávidos de subir y hollar cumbres.

Después de un pequeño refrigerio, marchar a por la siguiente cumbre. Otra punta que no despunta, que se oculta entre la vegetación. Otro pequeño promontorio, esta vez, sin dejar que disfrutemos de los alrededores, sin vistas que destacar.

So lo queda el regreso, bajar por caminos llenos de troncos retorcidos, caídos, desparramados por el suelo que nos obligan a ralentizar la marcha y a fijarnos no solo en el entorno, sino también en la flora, en los colores que adornan el trayecto, en las piedras que parecen querer dificultar la expedición. Es una maraña de sensaciones que recorre el cuerpo, que te pone en guardia y te aviva y espolea.

Solo queda salir y ver el final. El pueblo iluminado, entre el follaje y el bosque. La conclusión de cada salida, llegar y rememorar lo vivido con una sonrisa de satisfacción.