CIEN AÑOS-CIEN CIMAS

100 Años ya desde que se organizara la federación vasconavarra de montaña. 100 cumbres holladas este fin de semana por los componentes de otros tantos clubs para conmemorarlo.

Los de Amaya hemos realizado nuestra cima entre el verdor de los campos adyacentes. El panorama divisado ha sido extraordinario, lleno de matices de los montes cercanos,y de alguno lejano, entre nubes amenazantes de tormenta que dejaban intuir todavía la nieve cubriendo sus caminos.

El Behorlegituturru nos ha sorprendido a los que no lo conocíamos, por su belleza escultural desde la distancia. Una pirámide entre sombras antes de que el sol la iluminara.

La subida, al principio suave, se ha tornado escarpada y pendiente en los últimos tramos. Además por el lado desde donde la hemos ascendido, nos ha ido ocultando la cima, como coqueteando con los montañeros. Ahora, pero no. Aun quedan unas piedras más. Y otras más y otras más, hasta que por fin primero una cruz y después una bellota nos han dado la bienvenida..

Una vez realizadas las fotos de rigor, y las otras, el refrigerio correspondiente para reponer fuerzas, la bajada por el lado contrario a la subida nos ha deparado unas pisadas suaves entre la hierba, sobre un camino largo y ligeramente en bajada, que nos sorprendido gratamente al permitir recrearnos en el paisaje.

Unas últimas pisadas por un verdoso bosque nos han conducido de nuevo hasta el autobús, para retornar.

Un día que por la belleza del paisaje y por la onomástica del evento, quedará grabado en nuestro recuerdo como algo muy especial para contar y rememorar.

SALINAS DE ORO-BIDAURRETA

Despejado está el horizonte. Sobre los verdes campos la luz matutina eleva el espectáculo, nos trasporta y nos hipnotiza. Tan solo dejamos de mirar en la lejanía para seguir las sendas que nos llevan a nuestro destino, a subir y seguir mirando desde las alturas el panorama que se extiende a nuestros pies.

En días que la luz lo permite, el gozo siempre es múltiple. Disfrutamos de las vistas, de los propios caminos y las subidas se muestran más asequibles, a unos pasos y como este domingo, también a unas manos para agarrar los salientes que nos permiten escalar esos metros que en otra situación parecerían imposibles.

Hoy, una mañana despejada de primavera hemos cargado la energía necesaria para seguir sintiendo y viviendo, en espera de las próximas metas, que nos harán de nuevo sentir y vivir.

2024-04-14-TXINDOKI

Algunos montes se resisten un poco, se hacen rogar, y en la mente se instala un deseo irrefrenable de conquistarlos.

Así ha sido con este mítico monte guipuzcoana de Txindoki. Las veces que he estado cerca, sobre todo por causas atmosféricas, no he sido capaz de alcanzar su cumbre. Pero ayer, un día veraniego en mitad de la primavera, por fin ha sido conquistado.

Algunas personas cuando lean esto les parecerá una tontería, una batalla menor que no tiene importancia. Pero cada uno va viendo sus límites y la alegría de subir a ciertos montes se cuela hasta la médula y produce un bienestar durante muchos días.

La vida queramos lo o no, se va marchando poco a poco y vivir las aventuras que uno pueda, sin destrozarse en ellas, es lo mejor para seguir viviendo y sintiendo. Y la próxima semana a por otros montes y a disfrutar como siempre en compañía.

ETXEGARATE-ERM. SAN PEDRO-2024-04-07

Un nuevo día primaveral nos ha sorprendido por estas latitudes. Alguien manifestará que es una perogrullada, ya que estamos en plena primavera…Pero no estamos muy acostumbrados a que las estaciones se comporten como tal.

La primavera aparece y desaparece continuamente. Quizás el próximo domingo sintamos el invierno sobre nuestros cuerpos al movernos por los montes…o se haga verano de repente y el sol castigue nuestro organismo con un sol de justicia y un calor sofocante .

La vida del montañero está repleta de incertidumbre climática.

Pero este domingo hemos disfrutado de la primavera a nuestros pies. Las flores van cubriendo los prados y el verdor se renueva sobre los árboles dando al paisaje una brillantez especial, un nuevo impulso de vida que se transmite a todo el entorno, incluso a los que pasamos tranquilamente por el.

Marchar así, es un placer que nos llena de esperanza, nos motiva para volver y seguir descubriendo los caminos, las cimas, las veredas que pueblan el vasto panorama que en estas jornadas divisamos desde las cumbres.

Nos gusta recorrer la naturaleza y vivir las experiencias que los montes nos deparen, pero si es con un clima agradable, siempre se disfruta el doble.

Ahora, una vez terminado este periplo del domingo, a pensar en el próximo objetivo. Ollar el Txindoki, un monte que a algunos se nos ha atragantado, y que esperamos que en la siguiente cita se muestre más accesible, más cercano. Esperamos llegar a su cima…si el tiempo lo permite.