Hoy los caminos se nos han llenado de piedras. Piedras milenarias para contemplar y construir el pasado, para comprobar de donde procedemos, como eran los habitantes de estas tierras, con qué contaban para vivir y como fue su paso por este mundo.
Y otras piedras desparramadas por los caminos, por donde seguimos transitando, esta vez por placer, por diversión. Por conocer los montes, las veredas, y disfrutar del entorno en un día primaveral de estos últimos días de marzo.
Poco más que reseñar. La marcha tranquila y agradable, y el final armonioso, y dicharachero alrededor de la comida.
Y por supuesto las fotografías para recordar lo que vivimos, unos y otros, y así compartir momentos, recuerdos y vida.
Como antigua compañera de montaña Amaya, mis condolencias a todos. Y aunque he trasladado mi pésame a Asun y a…