Si decimos que ayer fue un día magnífico, quizás nos estemos equivocando. Que el sol brille de manera como lo hizo, quizás sea normal para este final de noviembre, pero que el calor se meta en nuestros cuerpos, que los insectos todavía piensen que están en plena reproducción, o que también a nosotros nos despiste en que época del año estamos, no es normal, no es lógico. Vivimos tiempos de cambio climático, y aunque no sabemos que hacer al respecto, al menos tenemos que pensar que esto no es natural.
Pero no somos insensibles y cuando el tiempo fluye de esta manera tan suave y tranquilo, cuando el sol luce en el firmamento con tanta claridad y presencia, cuando el viento no levanta ni una brizna de hierba, tenemos que recrearnos en los paisajes, en los caminos que pisamos, en la naturaleza que se retuerce para ofrecernos vistosas formas .
Perderse entre el follaje, transitar entre rocas cubiertas de musgo que dan un encanto especial al recorrido, y llenarse de color para cuando regresen los días grises, no sentir la nostalgia de estos momentos. Y si eso sucede, volver a vivir los instantes de hoy entre las imágenes que quedarán para la posteridad en los recuerdos y en las fotografías que ilustran el trayecto de este domingo de noviembre.
Como antigua compañera de montaña Amaya, mis condolencias a todos. Y aunque he trasladado mi pésame a Asun y a…