La previsión de lluvia se cernía sobre nosotros como una losa a punto de caer. Las mochilas provistas de todos los artilugios para la tormenta que se acercaba, mientras subíamos por los riscos cercanos a Pasaia.
El tímido sol aparecía de vez en cuando llenando de gozo nuestro cuerpo. Las nubes seguían en el horizonte amenazando la marcha, pero nosotros a lo nuestro. A transitar por las praderas que primero nos llevarían a Jaizkibel y tras otros pasos, hasta destino en Hondarribia.
Mientras, disfrutando de las vistas que nos permitía el nublado día.
Cuando ya se olía el mar y cuando las previsiones eran peores, el cielo se fue poblando de azul, de transparencia y los últimos kilómetros nos proporcionaron lo que se busca cuando se pasea por la cercanía del mar. Unas vistas de sus azules aguas, las olas rompiendo sobre las rocas y la inmensidad entrando en las pupilas.
Lo que pudo ser una excursión pasada por agua, fue una caminata agradable y llena de gozo.
Como antigua compañera de montaña Amaya, mis condolencias a todos. Y aunque he trasladado mi pésame a Asun y a…