El tiempo va mermando la aptitud de subir las admiradas cumbres que pueblan el precioso pirineo.También el calor lastra las habilidades de cada uno. Pero el ánimo todavía no aminora, nos hace capaces ante los problemas o las dudas.
Así, algunos esforzados de la marcha, después de recuperar fuerzas en el lago Aule, terminamos subiendo hasta el destino del día, el pico Gaziés, desde donde se divisaba tal cantidad de montañas que quedamos boquiabiertos al contemplar tal panorama.
Sabemos que las cimas a veces tienen su recompensa y días como este 4 de agosto, con una claridad apabullante, nos la ha premiado a los que hemos sido capaces de llegar hasta su cima.
Quizás otros días nos veamos obligados a dejar las montañas sin pisar, sin ver sus paisajes en derredor, pero eso será en otro momento. Hoy toca recordar, revivir el instante y regocijarse por lo conseguido.
Como antigua compañera de montaña Amaya, mis condolencias a todos. Y aunque he trasladado mi pésame a Asun y a…