CASTILLO DE ACHER

Otra vez el asalto al castillo ha tenido final feliz. Las nubes le daban a la mañana un semblante taciturno, triste, pero poco a poco, el sol ha hecho su presencia dejando un panorama precioso para fotografiar todo el recorrido de nuestra marcha.

como siempre en estas excursiones, los grupos se van formando solos, por capacidad de sus componentes o por las ganas de llegar más rápido al destino. La dispersión es una consecuencia de ello.

Pero al final, todos los que quieren llegan, incluso los más atrevidos que retuercen la ruta para llegar con más kilómetros y más desnivel en las piernas.

Después tan solo queda el regreso, la bajada, que suele dar de vez en cuando algún susto, pero que casi siempre queda en nada.

LIZARA-LIOUVIELLA-2024-07-21

Una densa niebla nos ha llegado después de una semana de calor. La montaña es una aventura continua, una experiencia permanente que se descubre cualquier día y en cualquier momento.

Serenidad para subir por las rocosas sendas cubiertas de espesa niebla, serenidad para bajar y detenerse disfrutando de los momentos en que el viento barre y desdibuja la bruma, poniendo la nota de color sobre el terreno. Porque de nuevo golpeará la opacidad sobre el horizonte y el paisaje se perderá, se esfumará ante nuestros ojos.

Hay días que sentimos una avidez, una ambición desmedida por encontrar una rendija entre la neblina y sentir el paisaje, vivirlo con todo su esplendor. Esos días se echan de menos los otros, los que en la claridad del momento nos empeñamos más en llegar que en disfrutar de la plenitud de la naturaleza. Pero cada día tiene su encanto. También hay que disfrutar de estos días, de estos instantes cuando la niebla oculta las montañas, o te deja una rendija para cambiar totalmente el horizonte, o te permite mirar en derredor y sentirte el único habitante de la majestuosidad de la montaña.

BORRASTRE-PEÑA CANCIAS-FISCAL

El cielo amenaza lluvia, las previsiones también, pero las ganas de marcha, de conocer la montaña que tenemos reservada para la ocasión nos anima la mañana.

El camino de la primera parte es una delicia, subimos como la espuma de una buena cerveza, sin alardes, pero sin pausa, disfrutando del sendero.

Entre la niebla se distingue parte de la siguiente subida, la que nos llevará a destino. Se antoja dura, quizás la mirada engaña, pero se intuyen trayectos complicados hasta la cima.

Más que complicado, el recorrido es duro, a veces pendiente, largo y cuando llegas a ver la cumbre descubres que para subir, primero tienes que bajar un buen trecho. Pero el pequeño valle está adornado, los colores reclaman tu atención y continuas.

Sobre la cumbre, una capa de niebla nos impide descubrir todo el paisaje que se intuye, pero estamos felices de haber llegado.

Como siempre después de las subidas, las bajadas hay que tomárselas con precaución. Toca un pequeño roquedo encadenado para bajar, cautela en los pasos siguientes hasta llegar de nuevo a una senda mas accesible y más vistosa, agradable a la vista y al paso.

Al final, un poco cansados pero satisfechos de lo conseguido.

Peña Cancias quedará en las imágenes y en el recuerdo para la posteridad.