ARANO-2024-05-12

Texto y fotos: Yanira Calvo Ilundain

Querido y amable lector:
Hemos permanecido separados demasiado tiempo, al fin, he regresado a la montaña.
Aunque he de confesar, que soy de las que en ocasiones falla, indudablemente sois fuente de una alegría inesperada. Tanto la naturaleza sorprendente y oscilante, como la dulce compañía de los paseantes.
A ésta autora le parece que, no sería gentil por mi parte, cambiar el hábito de un talante escritor y fotógrafo por una breve ausencia.
Por ello he decidido relatar brevemente, la magnífica experiencia. La cual, aunque pasada por agua, no evitó sin lugar a dudas, una armoniosa y divertida jornada. En la que, por supuesto, hubo charlas, chistes e irrintzis varios.
Esta ocasión concreta, entre frondosos bosques de alerces y hayas. Más propias de un cuento, cuanto menos penetrante. Entre melancólico y mágico, debido a la densa niebla acompañante.
No obstante, ingeniosamente reveladora de lo pequeño, lo cercano, LO IMPORTANTE. Reparamos en los detalles que la vida ofrece, como el musgo estrellado o sphagnum, como diría Javier, que le hace a una imaginar, un merecido descanso.
Tras una caminata txirimiresca, no pudo faltar la alegría en la comida de Arano. Con «El mejor rabo que he comido nunca», como dijo Dori…DE TORO, DE TORO, ¡hay esas mentes!…
O las alubias, desde luego saciantes. Sin ausencia alguna de  las risas en las mesas, con sus ineludibles cartas.
Una vez más, disfrutamos, sobre todo, de la grata compañía.
Aunque, desde luego, se notó la ausencia de muchos, que por diversas causas no pudieron acompañarnos.
Por ello y en resumen, Gracias Amaya Montaña.
PD: ¡NO CORRAIS CABRONES!, como diría Puy, que aún tenemos muchas cimas por coronar y disfrutar juntos ¡OTRA VEZ MÁS!.  

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