Entre fina lluvia, sombras enlutadas y destellos luminosos pasamos la mañana, caminando en pos primero de la cima, sin la cual parece que no disfrutamos, y del punto final que nos lleva al regocijo por lo conseguido.
Entre tanto, el paisaje sirve de remanso, de sereno tránsito hacia adelante, de nutriente para el sosiego físico de la semana.
Y ahora, una vez conseguido el objetivo, en la quietud de la tarde otoñal, visualizar de nuevo el recorrido y sus pliegues, detenerse y mirar tranquilamente por donde, porqué y con quien hemos recorrido ese trayecto, ya que algunas veces, si no echamos mano de los recuerdos, de la fotografía, se quedan fuera de nuestra retina lugares por los que hemos transitado y personas que estando tan cerca, quedan a mucha distancia en la memoria
Como antigua compañera de montaña Amaya, mis condolencias a todos. Y aunque he trasladado mi pésame a Asun y a…