ALBI-BALERDI-2022-09-11

Amanece mientras el autobús nos traslada hasta Albi, desde donde marchamos todavía con legañas en los ojos.

Aralar se divisa como una inmensidad de cimas y hierba. Como un inmenso paraje donde pasear sin rumbo para disfrutar.

Pero nosotros tenemos una meta y vamos hacia ella. Las cimas nos llaman más que el llano, y subimos presurosos,  siempre el horario es un hándicap que nos marca los tiempos, los ritmos.

Poco a poco divisamos el último peldaño de la ruta, el más dificultoso, el más abrupto,  el último pico de la cordillera por la que hoy transitamos.

Y con un último movimiento, nos hacemos con él, pasando prudentemente por las aristas que jalonan el camino hasta su cima.

Se podría decir que todo está cumplido, si no fuera porque queda lo peor. Bajar sin percances hasta el autobús, y disfrutar, ahora sí, de unas buenas viandas y de un agradable ambiente entre plato y plato.

Otro día más que la montaña nos insufla un poco de vitalidad para el resto de la semana.

Hasta el domingo.