El día se presentaba nublado, nublando también parte del ánimo que nos permite movernos con soltura por los caminos.
Pero las previsiones alarmistas de algunos no se cumplieron y el tiempo atmosférico nos permitió transitar sin dificultad por las sendas establecidas.
La única pega fue que el horizonte no se dibujó con transparencia y claridad necesaria para disfrutar plenamente de las vistas desde la lejanía.
Pero es algo que tenemos asumido cada vez más. Nuestra propia vista pierde fuerza para distinguir las cosas cercanas, así que no nos asusta mucho no distinguir las lejanas.
Así pues el día fue del agrado de todos y en las postrimerías del recorrido, nos agrupamos y pudimos hacer una foto de familia, de las que hacen época. O al menos de las que sirven para recordar, al pasar los años y mirando esas viejas imágenes observar las caras de los que te acompañaban mientras tu cuerpo todavía encaraba alguna que otra montañita.
Que el próximo día también disfrutemos. Si no de las vistas, al menos de las montañas donde patearemos y dirigiremos nuestros pasos en pos esta vez de dar cuenta de un buen chuletón o de otras viandas.
Como antigua compañera de montaña Amaya, mis condolencias a todos. Y aunque he trasladado mi pésame a Asun y a…