Un nuevo día primaveral nos ha sorprendido por estas latitudes. Alguien manifestará que es una perogrullada, ya que estamos en plena primavera…Pero no estamos muy acostumbrados a que las estaciones se comporten como tal.
La primavera aparece y desaparece continuamente. Quizás el próximo domingo sintamos el invierno sobre nuestros cuerpos al movernos por los montes…o se haga verano de repente y el sol castigue nuestro organismo con un sol de justicia y un calor sofocante .
La vida del montañero está repleta de incertidumbre climática.
Pero este domingo hemos disfrutado de la primavera a nuestros pies. Las flores van cubriendo los prados y el verdor se renueva sobre los árboles dando al paisaje una brillantez especial, un nuevo impulso de vida que se transmite a todo el entorno, incluso a los que pasamos tranquilamente por el.
Marchar así, es un placer que nos llena de esperanza, nos motiva para volver y seguir descubriendo los caminos, las cimas, las veredas que pueblan el vasto panorama que en estas jornadas divisamos desde las cumbres.
Nos gusta recorrer la naturaleza y vivir las experiencias que los montes nos deparen, pero si es con un clima agradable, siempre se disfruta el doble.
Ahora, una vez terminado este periplo del domingo, a pensar en el próximo objetivo. Ollar el Txindoki, un monte que a algunos se nos ha atragantado, y que esperamos que en la siguiente cita se muestre más accesible, más cercano. Esperamos llegar a su cima…si el tiempo lo permite.
Como antigua compañera de montaña Amaya, mis condolencias a todos. Y aunque he trasladado mi pésame a Asun y a…