Autor: jesus calvo

NIEBLA

la densa niebla nos nubla el semblante

y los pasos pesan sobre la alfombra

de hierba verde que sienten los pies.

hoy nuestra vista tan solo visita

las cercanías que nos circundan

y al mirar en perspectiva se hace miope

y no alcanza a ver el horizonte.

hoy la densa niebla nos ha traído

los rostros cerca, al lado, pegados

a nuestra cara, tan próximos, tan juntos

que nos hemos sorprendido de conocernos

de sentir que además del vasto paisaje

también nosotros formamos parte

del inmenso mundo de la montaña

La Juventud de la vida se alza sobre las sombras que todavía quedan agazapadas del último invierno. Las diminutas flores van explotando, van saliendo a la luz primaveral mientras los insectos se alimentan de su sustancia.

Entre los insectos y las flores

inundados por la luz primaveral,

dirigimos nuestros tránsitos

en busca de las altas cumbres

desde donde posar la mirada

hacia el extenso y lejano panorama.

Un soplo de enardecida vitalidad

recorre nuestras inflamadas arterias

haciéndonos participes también

del entorno que nos rodea.

Somos pura vida en movimiento

indagando paso a paso hacia el más allá

Una atmósfera invernal se ha aposentado sobre las cimas mientras transitamos por las carreteras en dirección a nuestro destino. Dudamos si el tiempo nos dejará disfrutar de la marcha y de las vistas. Para algunos esta es la primera vez que vamos a visitar el denominado ojo de Aitzulo y tan solo deseamos un poco de luz para observar tan mentado monumento natural.

Un imprevisto nos hace modificar la marcha, un puente que no puede pasar el autobús nos deja en tierra antes de lo previsto y comenzamos la ruta sin llegar al pueblo, pero tenemos alternativa.

El tiempo es cambiante, a veces hace sol, otras la niebla se nos echa encima y parece que la travesía será blanca por arriba y blanca por debajo, ya que pisamos la nieve a pocos pasos de comenzar el camino.

Pero este tiempo cambiante nos permite a ratos disfrutar de las vistas entre brumas que le dan al paisaje un punto de indefinición espacial.

Poco a poco y mientras bajamos, la luz penetra de manera que nos permite observar sin interferencias el ojo de Aitzulo y con las últimas fotos recogidas en las cámaras y móviles regresamos hacia el autobús para dar por concluida esta aventura.

Hoy la luz ha hecho acto de presencia aunque de forma tímida. Una pequeña brizna de primavera se ha colado entre las montañas dejándonos un halo de alegría. Puede ser que la tan nombrada calima, ese polvo del lejano desierto haya hecho que el fulgor del astro nos haya llegado un tanto apagado.

Pero no pasa nada, lo disfrutamos tanto como si una potente llamarada nos penetrara con su luz más allá de la retina y nos obligara a llevar gafas de sol en estos primeros fulgores de primavera.

Un día más que la ruta nos ha hecho dichosos, la armonía ha reinado entre los caminantes y los cuchillos afilados los hemos dejado para otra ocasión Bastante violencia hay ya en el mundo

La próxima semana, más.

PERENNE INVIERNO.

Se acerca la primavera pero en tus caminos persiste el invierno, un perenne invierno alfombrado, donde las hojas tiñen de ocre las sendas.

La luz tamizada por las perseverantes nubes filtra las sombras hasta hacerlas casi invisibles. Y los colores se quedan apagados, perdidos entre los bosques que se resisten a florecer.

Es casi primavera, pero las ráfagas de aire impiden ver sobre las colinas si está llegando, si ya se siente en algún recodo del paisaje.

Hoy las ráfagas de viento nos han impedido ver las preciosas aristas de las montañas, tan solo su fragor ha disminuido entre las sendas escondidas, entre los surcos protegidos, allí donde tan solo somos una mínima parte del panorama

Hoy ha sido  otro día meteorológicamente hablando mediocre y anodino, tan solo roto por las risas y el fragor de los caminantes que le hemos dado el punto necesario para transformar lo vulgar en elegante.

Hoy ha terminado el invierno.

Decía Víctor Jara en una de sus canciones que la vida es eterna en 5 minutos. Hoy nosotros hemos comprobado no la eternidad de la vida, pero si su cambio, su metamorfosis en pocos minutos. Además lo hemos hecho encerrados, mientras dábamos cuenta de un merecido refrigerio después de subir hasta la ermita de la Virgen de la Peña con un tiempo desapacible, desagradable.

Al salir del recinto, lo que era niebla se ha convertido en luz, el sol ha brillado para nosotros y nos ha regalado unas vistas y un momento mágico, solo sentido por aquellos que están en un momento determinado en un sitio determinado y a una hora determinada. Y esos hemos sido nosotros.

Cuando subes a los montes no esperas nada, tan solo que las condiciones climáticas te permitan poder hacerlo. Pero un regalo como este se saborea de una forma especial.

Algunos días con tan solo poner una foto de portada, se ve como ha transcurrido la mañana, porque refleja por si misma todo lo sucedido en el día.

Pero hay algunos otros, como este domingo que es necesario poner más de una imagen o trazar unas palabras para dar cuenta de la marcha. Por ello, aquí tenéis mis palabras y mis dos imágenes de portada.

Hasta el próximo día

EL INVIERNO A NUESTROS PIES

Hoy ha regresado el invierno a nuestros pies. Una pequeña porción de nieve nos ha acompañado durante el recorrido, y nos ha reencontrado con el invierno, con ese invierno necesario para que la primavera brille con esplendor.

Ya las primeras flores adornaban también los campos donde la humedad y el clima hacen que la nieve sea solo agua, para dar color y calor al campo.

Hoy el invierno pinta de gris y blanco el paisaje a lo lejos, las nubes lo invaden todo, la negrura se siente y parece que el fin se acerca, pero tan solo es la estación del año que se resiste a desaparecer de nuestro entorno sin dejarnos su impronta, su mensaje. Vendrá la primavera a dar color, pero sin el agua, el hielo y la nieve del invierno, jamás podremos disfrutar de la próxima estación.

Hoy ha regresado el invierno a nuestros pies, y lo hemos disfrutado.

El día se presentaba nublado, nublando también parte del ánimo que nos permite movernos con soltura por los caminos.

Pero las previsiones alarmistas de algunos no se cumplieron y el tiempo atmosférico nos permitió transitar sin dificultad por las sendas establecidas.

La única pega fue que el horizonte no se dibujó con transparencia y claridad necesaria para disfrutar plenamente de las vistas desde la lejanía.

Pero es algo que tenemos asumido cada vez más. Nuestra propia vista pierde fuerza para distinguir las cosas cercanas, así que no nos asusta mucho no distinguir las lejanas.

Así pues el día fue del agrado de todos y en las postrimerías del recorrido, nos agrupamos y pudimos hacer una foto de familia, de las que hacen época.  O al menos de las que sirven para recordar, al pasar  los años y mirando esas viejas imágenes observar las caras de los que te acompañaban mientras tu cuerpo todavía encaraba alguna que otra montañita.

Que el próximo día también disfrutemos. Si no de las vistas, al menos de las montañas donde patearemos y dirigiremos nuestros pasos en pos esta vez de dar cuenta de un buen chuletón o de otras viandas.