Hoy la luz ha hecho acto de presencia aunque de forma tímida. Una pequeña brizna de primavera se ha colado entre las montañas dejándonos un halo de alegría. Puede ser que la tan nombrada calima, ese polvo del lejano desierto haya hecho que el fulgor del astro nos haya llegado un tanto apagado.
Pero no pasa nada, lo disfrutamos tanto como si una potente llamarada nos penetrara con su luz más allá de la retina y nos obligara a llevar gafas de sol en estos primeros fulgores de primavera.
Un día más que la ruta nos ha hecho dichosos, la armonía ha reinado entre los caminantes y los cuchillos afilados los hemos dejado para otra ocasión Bastante violencia hay ya en el mundo
La próxima semana, más.
Como antigua compañera de montaña Amaya, mis condolencias a todos. Y aunque he trasladado mi pésame a Asun y a…