Desde La estación invernal y con un tiempo oscuro y ventoso, la marcha se transformó en tres. Unos por el camino más cómodo, otros por pequeños montes que jalonaban el recorrido de bajada y un tercero que fieles a lo programado subieron hasta la cima de San Lorenzo.
Vientos casi huracanados dieron al traste las ganas de subir de algunos, pero el resto impertérritos ante los vientos, posaron sus pies en la cumbre.
Los que no subieron hasta la cima del día, pasearon por cimas más alejadas del viento, aunque en alguna ya soplaba bastante como para intuir que más arriba, los esforzados de la ruta esta vez si tenían que esforzarse.
Poco más dio de si la mañana. Un transito por caminos agradables, con una tierra que necesitaba un poco de agua, pequeñas praderas donde la hierba amarilleaba y casi al final del recorrido, unos agradables bosques donde contemplar como la naturaleza si se la respeta, ofrece su sombra y su cobijo para los caminantes.
