LEYRE-ARANGOITI-LUMBIER-2024-10-11

La luz de la mañana te atrapa con su espesa nebulosa pululando bajo las montañas.

El cielo vestido de un amarillo brillante incita a tus pupilas, te llama, te reclama. “Ven y mira lo que te ofrezco” y no puedes dejar de seguir su estela.

Algunas veces, el otoño te regala días como este pasado domingo. Su claridad, su frescor mañanero y su luminosidad te hacen seguir las sendas sin preocupación, disfrutando de cada paso, sorbiendo cada rayo de luz como si fueran los últimos en mucho tiempo.

Disfrutar de la montaña con estas condiciones es un obsequio que no hay que despreciar. Y para terminar un precioso paseo, que mejor que no solo mirar hacia lo lejos, reteniendo todo el horizonte en la retina, sino también mirar en las entrañas de la tierra, donde la vida se mide en miles de años, donde las gotas de sudor forman las columnas de sustento con paciencia, con dedicación, para que podamos verlas mientras surgen poco a poco.

Un día completo, un paseo por la naturaleza genial y atractivo y una sensación en el cuerpo de plenitud al terminar la jornada.

Ojalá que podamos tener más días como este para poder gozar con plenitud de la montaña.

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