El verdor va tomando forma inundando el paisaje, enarbolando con su brillo la apuesta de la naturaleza. Todo tiene que seguir su rumbo, cada cosa en su momento. Y ahora es el momento de la primavera, del renacer a la vida.
La niebla que a nosotros nos nubla el semblante, es la fuente desde donde se sustenta el panorama que vemos cuando escasea el agua; y debemos dar gracias, gracias por devolvernos estos parajes, estos bosques donde paseamos y perdemos un poco la sensación del tiempo y del espacio.
Perderse por estos rincones por unas horas, es encontrarse con uno mismo, y descubrir que todavía nos queda un punto de asombro y de inquietud. Si la vida son cuatro días, vivámosla con la primavera metida dentro, con su fulgor y sus ganas de seguir como si nada pudiera cambiarla
Como antigua compañera de montaña Amaya, mis condolencias a todos. Y aunque he trasladado mi pésame a Asun y a…