La nieve cubre con suavidad los caminos por los que pasamos, deshaciendo con su manto los contornos que nos guían por ellos.
Hoy la ruta se ha desdibujado, se ha borrado uniéndose al paisaje para pasar totalmente desapercibida. La naturaleza nos ofrece por un lado su blancura y por otro se nos muestra esquiva y abrupta . Nos cuesta encontrar las sendas; somos exploradores primerizos . Nadie ha pasado antes que nosotros por esas nieves recién caídas.
Es agradable sentir que somos los primeros, a pesar que haya habido otras ocasiones iguales y cientos de personas también hayan podido disfrutar de lo mismo, Pero hoy y en esta situación, somos los únicos, los primeros en sentir bajo los pies el manto blanco del paisaje. Sentir de nuevo la nieve bajo los pies te retrotrae constantemente al pasado. a cada año anterior cuando pisaste la nieve, a los días de la niñez cuando la nieve cubría el barrio y las vacaciones de Navidad estaban cerca, cuando salir a tirase bolas era lo más divertido que se hacía . La nieve es vida, vida opaca que se va convirtiendo poco a poco en transparente. Es un remanso de paz amortiguando los sonidos del bosque. Es armonía invernal, es un canto de esperanza para el futuro, porque sabes que cuando el duro invierno lleno de nieve pase, la primavera volverá a brillar y llenará de colorido los campos por donde volveremos a pisar, los caminos dibujados, las rutas marcadas para seguir transitando y ser uno más en plena naturaleza.