Estoy entrando en una etapa poco creativa. Las palabras no brotan con la fluidez necesaria para describir lo sentido por la ruta de este domingo, el primero del año, en el que nos ha tocado pisar el barro, sentir sobre los pies la pesadez de un terreno machacado por el agua.
El año pasado casi por los mismos parajes, la nieve inundaba todo a nuestra vista. Este año, el terreno parecía más amigable, más transitable, pero el barro se adhería en nuestras botas, nos impedía pisar con placidez sobre el terreno y el camino era una trampa resbaladiza que en cualquier momento te podía dejar sentado.
Al final, con la prudencia que nos caracteriza, sobre todo por la edad, conseguimos llegar sin percances y terminar la ruta.
Esperemos que la próxima sea más benévola y nos permita disfrutarla sin tanto barro como la de este primer domingo del año.